sábado, 1 de marzo de 2008



La muerte del blanco y negro

Aunque hay quien dice que los colores no existen, vaya que tienen importancia, en un mundo en el que hasta para estafar se los invoca. El paso del blanco y negro al color, en el mundo del cine y la televisión, trajo consigo muchos traumas, como la indignación que sufre un cinéfilo cuando, contra todo principio de cinefilia, es obligado a ver un clásico coloreado. Inclusive Betty Boop, que ha devenido muñequita de colores de la mano de nostálgicos y —cómo no— mercaderes, lanzó su último grito de protesta en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, cuando se atrevió a cubrir nuevamente sus huesos con los atuendos originales black & white que la convirtieron en una estrella, éxito que envidiarían otras comiquitas que, en franco peligro de extinción, esperan ser adoptadas por una mano caritativa que les pase, al menos, unos 15 dolarillos. En fin, tenía que ocurrir: el último reducto del blanco-y-negro acaba de ser profanado por Xerox. ¿A dónde vamos a parar, por Dios?

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